Análisis del ratón EKSA EM600

Durante las últimas semanas he estado probando un par de nuevos productos de EKSA. Hace poco, analicé los auriculares Fenrir E7000, y ahora pasamos al ratón EM600. Al igual que muchos de los productos de esta marca, este dispositivo es una alternativa más barata, lo que significa que carece de algunos de los aspectos premium de los que sí disponen Razer, SteelSeries, y otros productos de fabricantes conocidos; sin embargo, esto no ha hecho que el ratón deje de sorprenderme.

Y es que la sensación y el manejo son los de un ratón para juegos de buena calidad, a pesar de que su precio es de unos 25 euros. El cuerpo de plástico y goma tiene un tacto elegante y suave, y se desliza perfectamente por la alfombrilla, a la vez que los clics son precisos y sensibles; esto sumado al control del cursor, significa que el dispositivo hace esencialmente lo que se le pide a un ratón, y con eficacia. Su aspecto es el adecuado, con un diseño que no resulta básico o demasiado elemental, ya que cuenta con curvas adaptadas a la mano derecha (de ahí su diseño ergonómico), y viene con un montón de opciones de iluminación RGB brillantes y vibrantes. La rueda de desplazamiento se nota robusta y funciona bien, y la goma que rodea el exterior de la rueda le da un buen tacto. Y todo esto se limita al aspecto y manejo, ya que la tecnología que impulsa al EM600 no hace más que reforzar su brillantez.

El EM600 cuenta con nueve botones programables para personalizarlos a tu gusto, un rango de DPIs de entre 500 y 12000, que se puede modificar con solo pulsar un botón (y que se transmite mediante el cambio de color de una de las zonas RGB) y una tasa de sondeo de 1000 Hz para garantizar una gran velocidad de respuesta a los movimientos y clics, además de la promesa de poder alcanzar los 20 millones de clics de durabilidad. Es difícil señalar un área en la que este asequible dispositivo tenga carencias. Sobre todo si tenemos en cuenta que viene con un cable trenzado de 1,8 m (así que no se deshilachará fácilmente el cable de entrada), y que pesa solo 90 gramos, lo que hace que moverlo sea tremendamente cómodo. Sí, estamos hablando de un ratón con cable, pero a diferencia de los auriculares, es una característica común en los ratones gaming, ya que los sistemas inalámbricos a menudo aumentan considerablemente el precio.

Sería muy práctico contar con un software dedicado para poder personalizar las zonas RGB de forma más eficaz, ya que todo lo que se puede hacer es cambiar entre 12 patrones únicos con un botón situado en la base del ratón. Es sencillo y fácil de manejar, pero se agradecería una mayor libertad creativa, porque algunos de los patrones pueden agobiar un poco por su brillo o estilo.

Como he señalado al principio, hay una clara falta de características premium, como era de esperar. Por ejemplo, me gustaría mantener los DPIs en 700, algo que no es posible con las fluctuaciones del EM600. Asimismo, la sensación de control es más brusca que la de los ratones más caros, aunque la diferencia es mínima, y tampoco se desliza por la alfombrilla con la misma facilidad que el Razer Deathadder Elite, que llevo años utilizando y sigue siendo un dispositivo de calidad.

Pero por unos 25 euros no hay muchos ratones gaming, si es que hay alguno, que ofrezca las características, la calidad y la fácil conectividad (solo necesita un puerto USB) del EKSA EM600. Se trata de un dispositivo fantástico y asequible que no me importaría emplear por encima de algunos de los ratones de mayor calidad que existen en la actualidad. Durante las semanas que lo he estado probando, he encontrado muy pocas razones para sentirme decepcionado, y no puedo evitar recomendarlo a quienes busquen un nuevo ratón para juegos.