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Análisis de Stray

Gracias a la nueva aventura de Bluetwelve, ya sabemos qué se siente al tener siete vidas, atragantarse con bolas de pelo y tener una dieta basada en leche y ratones.

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Debo admitir que no soy una persona de gatos. No me malinterpretéis, me encantan, pero hacen que me piquen los ojos, me gotee la nariz y estornude sin parar. Pero sí soy una persona de perros hasta la médula y cuando pienso en gatos se me vienen a la mente los dos únicos que conozco: por un lado, Pyssan, a la que le encantaba saltar a mi regazo cuando mi amigo Mikey y yo veíamos películas y me obligaba a acariciarla. Cada vez que paraba dejaba de ronronear y me clavaba sus garras hasta que atravesaban mis vaqueros y me marcaban de por vida. Y por otro lado, Bäbisen, que cada vez que la visito la encuentro vigilando detrás de cada puerta, siseando como una pitón y clavando sus garras en mis talones.

¿Conocéis a algún perro que haga eso? Ellos te matan a besos, y la verdad es que prefiero los besos que las tiritas y la pérdida involuntaria de sangre. Así que no voy a negar que recibí este encargo con un poco de escepticismo. La idea de jugar como un gato sin botas y armas geniales o que pudiera hablar hizo que me cuestionara este juego, pero recordé que en su día hubo un empresario japonés que se quedó mirando incrédulo a Shigeru Miyamoto cuando le propuso la idea de un fontanero italiano que saltaba sobre tortugas y comía setas mágicas. Así que puede ser que la idea de jugar como un gatito no sea tan loca... quizá es hasta una genialidad.

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Por fin conozco un gato que no me da alergia.

El juego narra la historia de un gato callejero sin nombre, por lo que yo he decidido llamarle Allan (al final y al cabo siempre es bueno tener un nombre al personaje al que gritas mientras juegas). Todo comienza cuando te acurrucas junto a tu pequeña bandada de cazadores de ratones bajo un puente. Juegas con la cola de tu amigo, te echas una siesta y luego te lavas el trasero durante lo que parece una eternidad, hasta que llega el momento de salir a explorar con tu alter ego de cuatro patas y su pandilla de compañeros de cola larga.

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Conocer todos los controles te puede llevar su tiempo, pero ¿alguna vez has visto a un gato con prisa? Pues tómatelo con calma. Después de un rato pasa lo inevitable, una tubería por la que estamos subiendo se rompe y nuestro gato Allan se precipita en lo que parece un pozo sin fondo. Después de la estrepitosa caída, me doy cuenta de que todo mi grupo ha desaparecido. Pero eso no es todo, estoy en un sitio completamente nuevo y sin ninguna manera de salir de él. Y he aquí una de las premisas del juego: intentar regresar a tu hogar.

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El tío viaja como un señor.

Si pensabas que ibas a pasar tus días jugando con madejas de hilos déjame decirte que estabas equivocado. Al parecer la vida gatuna es mucho más complicada de lo que parece, aunque durante el juego puedes acurrucarte en una bolita y dormir durante horas. Y si soy honesto, mi gatito ha pasado horas durmiendo con tal de que yo pudiera lograr un innecesario trofeo llamado "Día productivo" (no pude evitarlo). Sin darte cuenta empezarás a comportarte como lo haría un gato: empujarás las macetas de la gente por las ventanas o, por qué no, un bote de pintura sobre la cabeza de alguna pobre persona sólo porque te apetece. Arrancarás hilos de las alfombras y aprovecharás cualquier lugar para afilar tus garras. Después de estar un rato averiguando dónde estás, te darás cuenta de que alguien intenta comunicarse contigo a través de las pantallas de televisión.

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Hay mucha gente que quiere ayudar a nuestro peludo amigo.
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Alguien está en peligro y nuestra primera misión es encontrarla. Lo que no es tan difícil, ya que parece haber comunicarse como la propia Joyce (de Stranger Things), porque cada vez que grita la carretera se ilumina con bombillas parpadeantes y las cámaras de seguridad se vuelven locas. Al final de este camino de luces encontrarás al que se convertirá en tu compañero durante el juego: B12, un pequeño dron que te podrá recordar a la pequeña robot roja y blanca de Leia en la serie de Obi-Wan Kenobi. Al igual que tú necesitas ayuda, B12 también necesita urgentemente una mano amiga ya que ha perdido la memoria y, como las dos almas perdidas que son, deciden unir fuerzas para resolver sus problemas. Encontrar una salida y encontrar y desbloquear los recuerdos de B12 se convierte en una aventura que ninguno de los dos olvidará a toda prisa. La aventura nos llevará a través de doce localizaciones diferentes, desde túneles de alcantarilla hasta ciudades con brillo de neón, pasando por los barrios bajos y la ciudad muerta, y eso también significa que el juego se divide en sólo doce capítulos diferentes.

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¿Quién dijo que a los gatos solo les gustaba la leche?

No hay saltos de plataforma con precisión para nuestro audaz gato, que siempre aterriza con los pies por delante. Allan no puede caerse de ningún sitio ni perder el equilibrio, y directamente salta donde está la marca X. El ritmo del juego va variando en intensidad, desde resolver puzles sin ninguna prisa hasta salir pitando para tratar de evadir a toda prisa a los dos enemigos que te vas a ir encontrando durante el juego: los Zurks y los Centinelas. Los Zurks comparten un gran parecido con los Headcrabs de Half-Life y arrasan con todo lo que encuentran a su paso. Son rápidos como el viento y se precipitan sobre nosotros todos a la vez, con el único objetivo de convertir a nuestro querido Allan en un digno plato más en su menú de comida rápida. No obstante, al comienzo del juego solo existe una simple estrategia para huir de ellos: correr como si no hubiese un mañana. Puedes librarte de uno o dos con el botón del círculo, pero si se te pegan más, sucumbirás ante ellos y tendrás que volver a empezar desde el último punto de control.

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Tu peor enemigo, los Zurks, son la fusión perfecta de una garrapata y un piojo.

Sin embargo, puedes usar las habilidades de B12 como ayuda a lo largo de la historia; es como un arma que acaba con cualquiera que se encuentre en un radio determinado, pero con el inconveniente de que te debilita mientras te recargas. Por otro lado, contra los Centinelas no te hará falta ningún tipo de arma, ya que son drones de los que solo tendrás que esconderte. Y en todos estos contrastes está la belleza de este juego. En un minuto estás vagando por la azotea de una de las brillantes ciudades mientras resuelves puzles, y al minuto siguiente tienes pisándote los talones a un ejército de demonios electrónicos para luego huir de una prisión al más puro estilo ninja. Pero no todo van a ser enemigos, pues a lo largo de la historia nos iremos encontrando con los habitantes de las diferentes ciudades, pero son un poco diferentes a lo que estamos acostumbrados. No tienen colas ni bigotes, si no una pantalla en su cara. En las ciudades más remotas viven robots tan olvidados y polvorientos como las ciudades en las que viven. E incluso aquí, B12 demostrará su valía traduciendo todo lo que dicen, ya que los gatitos no hablan 'idioma robot'.

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Harás amigos rápido si te enroscas entre sus piernas y ronrroneas.

Bueno... directamente los gatos no hablan. Este es un juego de aventuras en tercera persona que me llevó unas doce horas completar, algo que bajo mi punto de vista es poco tiempo. Pero tengo que reconocer que yo anduve de un lado a otro, investigué como un sabues, y dejé que mi gato durmiera a pierna suelta mientras que en la vida real me ocupaba de la colada y de preparar la cena. Además, sé que existe un trofeo que se puede conseguir si te pasas el juego en menos de dos horas, por lo que seguramente puedas completarlo en mucho menos tiempo que yo.

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Si te esfuerzas mucho, puedes dominar a los pobres robots cuando menos lo esperan.

Stray crea una atmósfera muy acogedora a través de unos gráficos preciosos. Os aseguro que yo disfruté mucho las horas que duró el juego, y me costó apagarlo. Es un título ligero gracias a que presenta muchas oportunidades de exploración, y para alguien como yo a quien le encanta darle la vuelta entera a todo, me dio mucho que observar mientras descubría secretos y recuerdos ocultos. Me encanta que me sorprendan, y este juego no me ha decepcionado. BlueTwelve Studio, el pequeño equipo francés que lo ha desarrollado, ha logrado convencerme de que los gatos pueden ser algo más que criaturas arrogantes y esnobs, y que también pueden protagonizar un videojuego, y no hay nada raro en ello.

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Hay que superar 12 niveles y uno de ellos está cubierto de agua de alcantarilla. Por suerte tienes contactos y puedes cruzar en barco.
07 Gamereactor España
7 / 10
+
Acogedor y atmosférico. Mucho que explorar. Controles estables. Entretenido.
-
Un poco demasiado corto, alrededor de diez horas.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Marie Lijegren

Gracias a la nueva aventura de Bluetwelve, ya sabemos qué se siente al tener siete vidas, atragantarse con bolas de pelo y tener una dieta basada en leche y ratones.



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