¿Pensabais que ya había simuladores de cualquier cosa? Yo digo no, que queremos más aún, y uno de ellos es el que nos trae la desarrolladora Cozy Bee con Lemon Cake, un simulador de pastelería que nos pondrá en la piel de aquello que más aterra a un español: ser autónomo.
Lemon Cake sigue la actual moda de juegos "cozy" o "confortables" que está arrasando en redes como Instagram o Tiktok (si no nos creéis probad a poner esa palabra en el buscador). Se trata de una corriente creativa que explota las capacidades de un juego de trasladarnos a un ambiente acogedor y achuchable, en el que podamos relajarnos. Los simuladores de granja, o los juegos que se desarrollan en islas rodeadas de animalitos, son un claro ejemplo de ellos. Son esencialmente válvulas de escape para aquellos que no deseen rozar la frontera entre la vida y la muerte perseguidos por un semidios de tres metros. Colores pastel, mecánicas sencillas y un tanto repetitivas, así como diseños adorables, son la tónica de estos juegos que lo que persiguen son retos, por supuesto, pero siempre con nuestra relajación y comodidad como objetivo final.
Nos despertamos un día como otro cualquiera en lo que parece una pastelería que ha vivido tiempos mejores. Y debe ser verdad porque a los pocos segundos aparece el antiguo dueño: ¡un fantasma! La señorita Bombón será nuestro maestro jedi en la confección de repostería a partir de ahora, y nos marcará los tiempos así como las mejoras que podamos realizar en el establecimiento. Por lo demás, en eso consiste el juego. Los clientes vienen, les damos de comer y a dormir todos. Por supuesto la vida no es tan sencilla, y Lemon Cake tampoco lo es.
Al poco de empezar nuestro negocio aparece el difunto inspector de sanidad de la pastelería, que nos castigará si hay demasiados insectos en ella (no es para menos). Y no será el único reto. Lemon Cake es en cierta manera educativo para los más jóvenes e igual que mi madre decía que el dinero no crece en los árboles, las tartas no nacen en el supermercado. Para ello contamos con un huerto pequeñito en el que poder cultivar todos los ingredientes necesarios para el desarrollo de nuevas recetas, así como animales de los que poder tomar prestados recursos.
La dificultad en Lemon Cake parece inexistente. Al principio piensas que has encontrado la alternativa perfecta a leer un libro en la mesilla. Pero poco a poco, el ritmo de la panadería irá subiendo exponencialmente. Con los beneficios que saquemos cada día tendremos que estudiar las mejoras que podemos llevar a cabo en el establecimiento de cara a continuar creciendo. Como somos humanos, la avaricia forma parte de nosotros y pronto el capitalismo nos poseerá hasta convertirnos en el Lobo de Wall Street de la repostería. Cuando quieras darte cuenta, estarás correteando del huerto a la cafetería y después al horno desesperado por no perder una venta. Riega las plantas, coge los huevos, ordeña a la vaca, friega el suelo, haz un pastel... literalmente la vida del autónomo.
Destaca la relativa complejidad del "árbol de habilidades" disfrazado de tabla de mejoras del establecimiento. El ritmo de acumulación de recursos está mucho más cuidado de lo que esperábamos en un inicio y nos hará reflexionar mucho en qué línea queremos expandir el negocio. Una de las mejoras es llenar la cafetería de juegos para gatitos para que los clientes puedan acariciarlos, ¿qué más queréis?
Hemos podido disfrutar de Lemon Cake en Nintendo Switch, el formato perfecto para este juego en nuestra opinión. El juego transcurre perfectamente fluido en todo momento, aunque hemos sufrido un par de bugs que nos han sacado de golpe del juego. Un aspecto a destacar es la banda sonora, que se basa en canciones libres de derechos que imitan temas populares del momento, o al menos nos han recordado a ellos.
En el apartado artístico, en ocasiones parece que lo han llevado a cabo dos equipos diferentes. Por un lado, los entornos, los objetos y los escenarios, que tienen una gran personalidad y resulta un verdadero placer enriquecerlos con las diferentes mejoras que pone a nuestro alcance. Por otro lado están los humanos, tanto nuestro personaje como los clientes de la panadería, están diseñados con absoluta simpleza, carentes de la personalidad del resto del juego, así como sus animaciones, lentas y sin alma. Por último, un punto muy positivo es el apartado de idioma, ya que hay varios para elegir. Aunque si bien es cierto que en el caso del castellano en ocasiones parece haber detrás un traductor automático.