Crítica de Uncharted (Película)

Permitidme que os ponga en preaviso: Sí, soy un gran fan de Uncharted. Me encanta la serie y sus juegos me han dado algunos de los mejores recuerdos en estos 24 años de jugador. Sin embargo, estoy totalmente de acuerdo con las críticas sobre ellos, y para mí no es la jugabilidad mediocre lo que tengo en un pedestal, sino esos personajes carismáticos, las secuencias de acción épicas y la promesa de encontrar tesoros antiguos y olvidados en los títulos de Naughty Dog. Con ellos los jugadores nos metemos en la piel de Indiana Jones, y esa es una de las razones por las que era muy escéptico con la película de Uncharted, y me temía algún tipo de copia burda de La Búsqueda de Nicholas Cage.

Y hay muchas razones para ser cauteloso. Con una producción atropellada y llena de problemas en la que la cinta cambiaba más de director que Drake de camiseta, además de los retrasos marcados por la pandemia. Se supone que debería haberse estrenado hace tiempo, pero su estreno fue modificado, retrasado y vuelto a cambiar, lo que no es buena señal nunca, ¿verdad?

Incluso la elección del casting fue motivo de desconfianza. ¿Tom Holland como un joven Nathan Drake? ¿Será capaz de asumir el estilo y carisma de del personaje? ¿Combinará bien Mark Wahlberg con los puros? Casi parece de coña. Y para colmo el lanzamiento del primer tráiler, que parecía otro producto de acción genérico hollywoodiense sin alma. Con estas dudas puedes entender la desconfianza con la que entré a la sala de cine al preestreno de la película.

Por supuesto que por dentro esperaba equivocarme...¡y afortunadamente fue así! No es que Uncharted vaya a ser nominada a los Oscars en la próxima edición, pero vaya, me la he gozado con una sonrisa de principio a fin. La has clavado, Sony. A pesar de todos los problemas de la producción. Un gran paso (y el más importante) para el recién creado sello Playstation Productions (junto con la futura serie de The Last of Us) y demuestra que la marca PlayStation está lista para abrirse hacia otros medios de entretenimiento. Me sorprendería mucho si no anuncian la secuela de la cinta en un par de años.

Quiero decir, ¿cómo vas a odiar una película que comienza con una de los mejores chascarrillos y escenas de la serie de juegos? Nathan Drake lanzado desde un avión y gritando "¡Oh mierda!" ¡No puede haber nada mejor que eso! Todas mis dudas se disiparon y me dejé llevar y disfrutar de la épica aventura en la que me acababa de embarcar. Quizá Tom Holland no es tan Nathan Drake como lo es Nolan North, pero se las ha arreglado para sorprenderme con una actuación completamente distinta a su emblemático Spider-Man. Tiene carisma, un estilo macarra y bromista, justo como en los juegos. Mis miedos sobre un Peter Parker sobreactuado se esfumaron rápidamente. Resulta increíble que Holland sea capaz de interpretar otro personaje que no sea un adolescente raro con superpoderes, ¿verdad?

Al igual que en los juegos, la película despega rápidamente. Y aunque los acontecimientos no sean exactamente igual a lo que recordábamos de la franquicia, es fácil dejarse llevar por ellos. Por ejemplo, la forma en que nos introducen a Sam, a Chloe Frazer y a Sully es distinta a la de los juegos, hasta incluso la forma en la que Nate se agencia su famoso anillo. Pero así es la libertad creativa que debe tener el cine, y de hecho es más un soplo de aire fresco que algo que echarle en cara. Lo mismo se puede decir de los míticos escenarios, que han sido adaptados para aparecer en la cinta. Es más o menos el mismo Nathan Drake que conocemos y amamos, pero en una nueva y emocionante historia. ¡Y vaya historia!