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Curse of the Dead Gods

Curse of the Dead Gods - primeras impresiones

En el nuevo roguelike de Passtech vas a pasarlas canutas en tu busca de fortuna y gloria.

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Por alguna razón, como especie, siempre nos han atraído los templos antiguos, caídos en el olvido; estas reliquias de civilizaciones pasadas nos traen promesas de fortunas incalculables que, sin embargo, pierden por el camino los peligros irrefutables con los que están asociadas. Este juego entre recompensa y pérdida es lo que hace tan especial al último roguelike de Passtech Games.

En Curse of the Dead Gods, eres un explorador que ha llegado a un templo (conocido especialmente por su mala reputación) en busca de fortuna, poderes sobrenaturales y puede que incluso el secreto de la inmortalidad. En su lugar, lo que encuentras es una horripilante pesadilla de la que, aparentemente, no puedes escapar. Tu misión en este roguelike consistirá en adentrarte en el templo y buscar al poderoso ser que acecha en su interior, puesto que encontrarlo es tu única esperanza para escapar.

Como ya te habrás dado cuenta, Curse of the Dead Gods se basa en la exploración. En la versión actual 1.0 del juego, que aún está en acceso anticipado, solo podrás entrar en Templo del Jaguar. En su interior hay cuatro rutas en las que se te pondrá a prueba; cada una tiene una dificultad y una extensión diferentes: pueden ser o bien cortas y fáciles o bien lo que únicamente se puede describir como tu peor pesadilla. A medida que avanzas por cada uno de los caminos, tendrás que escoger la dirección en la que desees ir seleccionando el tipo de estancia en la que quieras entrar en un mapa rudimentario y generado de manera aleatoria. Así, podrás planear el mejor camino hacia la cámara final, donde aguarda el verdadero terror. Cada una de las estancias tiene un estilo diferente que determina los distintos elementos que puedes encontrar en ellas; por ejemplo, pueden ofrecer una clase específica de botín o bien ser un lugar seguro donde resguardarse del peligro, como es el caso de las fuentes de sangre (uno de los pocos puntos del juego donde te puedes curar). La elección depende de ti, pero la muerte es definitiva en cada partida, así que medita bien cada decisión, porque si no, será tu fin.

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Curse of the Dead Gods

Además de asegurarte de tomar las decisiones correctas, tendrás otros asuntos de los que preocuparte en cada partida. El templo del Jaguar alberga innumerables trampas de pinchos y de fuego y da cobijo a seis especies de monstruos con mayor o menor fuerza y con diferentes habilidades para matarte. Por el momento, te puedes encontrar con espectros mágicos, gólems con hachas y feroces criaturas demoníacas (los nombres de estos seres ahora mismo no están claros, ya que por el momento no se puede acceder al manual del título). Ni que decir tiene que cada enemigo posee su propio mecanismo para aprender y esquivar tus ataques, así como distintas cantidades de puntos de vida.

Otra amenaza a la que te tendrás que enfrentar en el templo son los poderosísimos jefes finales con puntos de vida aparentemente infinitos, ataques devastadores y peculiares mecánicas de ataque. Se les conoce como "Campeones" y aparecen al final de cada ruta o en diferentes puntos a lo largo de ella, dependiendo de la dificultad que hayas escogido. Por ejemplo, en la segunda ruta del templo del Jaguar te encontrarás con dos jefes, uno a la mitad y otro al final. El primero se llama Kiliz'Puzah el Blood Hunter, que tiene dos lanzas y que, además, cuenta con la ayuda de jaguares que utilizará para derrotarte. Una vez que acabas con un jefe, obtienes dos elementos que podrás añadir al botín, un montón de oro, una reducción de "corrupción" y la capacidad de curarte de una maldición, lo que resultará particularmente útil en las partidas más largas.

Al principio de una partida tienes una antorcha (que te servirá para iluminar las zonas oscuras y desvelar trampas mortíferas) y un combo de machete y pistola. Estos ocupan dos de los tres espacios para armas y se pueden mejorar y cambiar por otros elementos que encuentres en el templo para mejorar la capacidad de infligir daño y emplear nuevos estilos de lucha. En cualquier caso, la antorcha no se puede cambiar.

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En cuanto al combate, en Curse of the Dead Gods podrás manejar múltiples estilos de lucha, desde usar las típicas espadas y garrotes hasta armas mucho más grandes y pesadas. Estas se pueden recoger después de derrotar a un enemigo, encontrar en cofres u obtener como recompensa por haber escogido una estancia con armas en el mapa; todas ellas cuentan con características diferentes y pasivas especiales. Esto significa que puedes tener mucha suerte y encontrar nuestra arma favorita, la Godslayer (que tiene una capacidad de daño altísima y una habilidad pasiva fantástica para enfrentarte con los jefes) o un simple machete con una capacidad ridícula para infligir daño y que además no tiene habilidad pasiva.

Para dar más emoción a los combates, hay algunas estrategias que puedes seguir para aumentar tus posibilidades de supervivencia, como rodar por el suelo, hacer parries, contraatacar a tus enemigos y lanzar ataques a distancia. El truco de todo esto es que depende del arma que uses; por ejemplo, no puedes atacar a distancia con una espada y un escudo. Por otra parte, hay que señalar que evadir los ataques consume tu resistencia, y por lo tanto no puedes hacer como en Dark Souls: tienes que esperar a recuperarte, sobre todo cuando usas armas pesadas, que necesitan resistencia para poder manejarlas bien. La complejidad del sistema de combate de Curse of the Dead Gods no es algo de lo que te des cuenta nada más empezar a jugar, pero a medida que te abres paso por los templos mientras perfeccionas tus movimientos y tratas de recibir el mínimo daño posible, esta dificultad se vuelve cada vez más y más importante; sobre todo en rutas más largas y desafiantes.

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El desarrollo del personaje no se limita solo a encontrar equipamiento nuevo. A lo largo de cada partida y en las diferentes estancias van apareciendo oportunidades para mejorar tus características base o adquirir pasivas especiales. Como ya explicamos en el caso de las armas, si escoges adentrarte en una estancia con reliquias, podrás desbloquear o equipar uno de estos objetos. Sin embargo, al igual que en el resto del juego, todo tiene un precio.

Los objetos y las armas pueden comprarse con oro (del suelo, de enemigos o de cofres) o, de manera menos conveniente, con tu sangre. Aunque parece que así estás intercambiando salud por elementos para el botín, en realidad esta es una nueva mecánica conocida como "corrupción", que se gana automáticamente al final de cada estancia. No hay nada directamente negativo en adquirir más puntos de corrupción, aunque desbloquea maldiciones a medida que avanzas. Son pasivas poderosas que tienen efectos tanto negativos como positivos, como que el oro que encuentras en el suelo tiene mayor valor, pero desaparece al cabo de unos segundos. Lo más fastidiado de estar maldito es que nunca sabes lo que te espera, algo que se vuelve muy interesante cuando te toca algo especialmente malo, como sufrir alucinaciones al recibir daños.

Como Curse of the Dead Gods es un roguelite, todas las mejoras y elementos equipables se pierden al final de cada partida; por eso es importante recoger las calaveras brillantes azules que a veces dejan caer los enemigos, ya que pueden usarse para comprar mejoras permanentes en el principal centro de venta del Inframundo. Estas pasivas pueden proporcionar grandes cantidades de oro al principio de una partida o permitirte recibir una mayor corrupción antes de sucumbir a una maldición, así que escoger y equipar la habilidad adecuada es extremadamente importante.

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Por ahora, el mayor problema con el que nos hemos encontrado es el de los factores generados de forma aleatoria. Hay partidas en las que no aparece ningún botín de valor, o en las que seguir la única dirección en el mapa en la que hay una fuente de sangre (el lugar de refugio que ya mencionamos antes en el que puedes recuperar salud) hace que te pierdas todo el equipamiento interesante y por lo tanto quedas condenado al fracaso. Esto puede resultar un poquito frustrante, pero con todos los planes y las adiciones que se han propuesto para añadirse al título, el contenido extra debería equilibrar los problemas.

Desde un punto de vista más positivo, la dirección artística y sonora convierten la experiencia en algo increíble. Es impresionante cómo combinan la arquitectura maya y la estética de Pitfall en el templo del Jaguar. Del mismo modo, la banda sonora de tambores de la jungla captura muy bien la esencia de las exploraciones de la época victoriana de finales del siglo XIX, que parece ser la época en la que está ambientado el juego.

En conclusión, Curse of the Dead Gods empieza a lo grande. La mecánica, el movimiento y los combates resultan muy intuitivos y la variedad de enemigos y encuentros con los jefes finales son muy entretenidos. Aunque a veces los factores RNG que afectan a las rutas disponibles en el mapa y a los botines puedan acaban en desmadre, si tenemos en cuenta que el juego aún está en acceso anticipado, el contenido que se avecina crea grandes expectativas. En cualquier caso, será mejor que volvamos al templo en busca de tesoros. "Fortuna y gloria, muchacho; fortuna y gloria".

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ANÁLISIS. Autor: James Ward

Derrama sangre, sudor y lágrimas intentando que nadie te maldiga en este nuevo roguelite de Passtech Games.



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