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Demon Throttle

Análisis de Demon Throttle

Un shoot'em up en 8 bits actual que nos recuerda un tiempo en que los juegos eran cortos, duros y adictivos.

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HQ

Creo que debo ser sincero desde el principio: No confiaba mucho en Demon Throttle antes de comenzar la partida. Más allá de la curiosidad por un título así, retro en toda la amplitud de la palabra, y con un lanzamiento exclusivamente físico para Nintendo Switch. Pero a comenzar la partida, ver los créditos y escuchar los midis de la banda sonora... bueno, fue una regresión instantánea a una época lejana, en la que yo más que jugaba miraba como otros más mayores jugaban, y me fascinaba con la pericia de las partidas.

Porque el objetivo principal de Demon Throttle es que durante al menos esas pocas horas que dura el título (en menos de cuatro horas, si eres un jugador hábil y si aprovechas el modo cooperativo) recuerdes aquello que nos enamoró de los videojuegos hace 30 años: su adictiva jugabilidad. No hay mucha complejidad en su juego ni es lo que busca. El argumento es que somos un vaquero y una vampiresa de 2.000 años a los que, por azares del destino, un demonio les arrebata a su esposa y sus cálices (con los que eliminar la maldición del vampirismo) respectivamente, por lo que unen fuerzas para enfrentarse a la amenaza demoníaca a lo largo de cuatro intensas fases.

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Y cada una de estas fases tiene un diseño fijo (por tanto, los objetos y los enemigos aparecen siempre en el mismo lugar) y se avanza por ellas mediante el scroll vertical, un sistema ya casi en desuso. Con cada disparo podemos destruir partes del camino o abrir una vía para avanzar, y también revelaremos zonas secretas, recargas de salud y bombas e incluso un escudo de fuerza que previene un impacto.

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Como ya he comentado antes, tenemos dos personajes protagonistas: El vaquero y la vampira. Cada uno de ellos tiene distinta barra de salud, inventario e incluso armas diferentes. El pistolero utiliza un revolver de disparos a largo alcance, rectos. La vampiresa tiene una potente ballesta que lanza dos salvas antes de cada recarga, y cada tiro dispersa tres flechas más poderosas que una bala, aunque no llegan muy lejos. Dos personajes, y dos estilos diferentes de jugar, que además serán indispensables para poder derrotar a los demonios. Y este es el punto diferenciador de Demon Throttle respecto a otros shoot'em up. Enseguida comprendes que si quieres completar el juego vas a necesitar un segundo jugador, porque la dificultad en solitario es abrumadora.

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Ya en la pantalla de inicio el juego te anima a emplear los Joy-Con como si fueran un mando independiente cada uno. Y es que incluso en la primera fase es necesario unir esfuerzos para vencer hasta el primer jefe, o tener una oportunidad al menos. En solitario se vuelve casi imposible. Esta dificultad excesiva y la falta de un segundo jugador pueden ser el principal obstáculo para disfrutar de la pequeña experiencia de Demon Throttle, que ha sido concebido con el objetivo de volver por unas horas a esas tardes con amigos y televisor de tubo, donde la partida no se acababa hasta que no se vieran los créditos finales, y sin opción de guardado ni contraseña desde la que retomar una fase posterior. Repito: son solo cuatro fases, cuatro niveles, pero cada uno de ellos va a llevar su tiempo, y moriremos docenas de veces antes de conseguir superar cada uno de ellos. Por suerte, apenas hay tiempos de carga. Ventajas del hardware moderno.

Tampoco ayuda a que los jugadores se acerquen su precio. Entiendo que un lanzamiento limitado a unidades físicas también sea un alegato para la preservación del medio. Pero justificar 30 euros de desembolso por esta experiencia, cuando es más que probable que solo haya un jugador interesado en probarla, se me antoja algo atrevido. Gráficamente tampoco es especialmente llamativo, y salvo por la banda sonora de sonidos en 8 bits como por su dinámica de juego adictiva, seguramente muchos pasen de largo al verlo en las estanterías de las tiendas. Es casi como transportar un juego de 1985 a las consolas actuales. Una gran jugabilidad que sostiene la fragilidad del resto.

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07 Gamereactor España
7 / 10
+
Jugabilidad atrayente. Nostalgia por los clásicos pasados. Un cooperativo divertido.
-
Demasiado corto. Su precio hará que muchos no lo conozcan, y su dificultad hará que otros tantos lo abandonen.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Alberto Garrido

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