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Dragon Quest Builders

Análisis de Dragon Quest Builders para Nintendo Switch

Otro gran juego de aventuras que da el salto a la versatilidad de la consola híbrida.

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Como no podemos hablar de Dragon Quest Builders sin acordarnos tarde o temprano de Minecraft, vamos a quitárnoslo de en medio lo primero. Ambos comparten similitudes efectivamente, y se puede decir que el juego de Square Enix es todo un homenaje con el estilo de sus RPG al mundo por bloques que construyó Mojang. Es una aventura en tercera persona, pero su dinámica y sus mecánicas se basan claramente en las de Minecraft, aprovechando las mismas ideas pero en el universo de fantasía de Dragon Quest.

Sorprendentemente, a diferencia de otras imitaciones, lo cierto es que esta interpretación del concepto funciona a las mil maravillas, y ya nos gustó mucho hace año y algo cuando salió para las consolas de Sony. En lugar de emplear esos gráficos pixel art tan bastos que se ven en Minecraft, Dragon Quest Builders presume de los diseños simpáticos y populares de Akira Toriyama, justo cuando Dragon Ball FighterZ lo ha vuelto a poner de moda (si es que alguna vez no lo estuvo). De sus ilustraciones vienen los personajes y enemigos, con un carácter que combina el desafío con la amabilidad.

Y también a diferencia de la obra maestra de Mojang, DQB no es un viaje a ninguna parte, pues lo que nos encontramos aquí, de algún modo, es algo que seguramente muchos hemos visto ya en nuestras vidas como jugadores. Con todo, el juego consigue empujarnos a explorar y a lidiar con los problemas que van surgiendo durante el viaje, y las acciones que marcan el cambio de género son la extracción y aprovechamiento de recursos o la construcción de lugares seguros para escondernos de los monstruos.

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Dragon Quest Builders

La historia es pretenciosa pero efectiva, y arranca cuando nos levantamos en una especie de tumba en un mundo en el que la humanidad ha sucumbido merced de monstruos terribles, terminando esparcida por varias islas e incapaz de organizarse y unir fuerzas. Pronto descubrimos que nos han dotado de un poder que nos permite, adivina, construir cosas, y así nos conocen como "The Builder", "El Constructor", una especie de mesías albañil y arquitecto que ha venido al mundo para despertar a los seres humanos, sacarlos del caos y bendecirles con sus estructuras.

De los escombros y las ruinas de este mundo construimos nuestra primera casa de adobe, para captar la atención de los humanos perdidos. Luego hacemos una forja para crear instrumentos y herramientas, una cocina para hacer comida o un dormitorio para descansar. Poco a poco, nuestra pequeña comunidad empieza a tomar forma, y pronto toca cruzar las fronteras de nuestra isla para recuperar otros materiales con los que montar estancias cada vez más complejas y útiles.

Esas ínsulas que conforman el mapa de Dragon Quest Builders son otra gran diferencia respecto al mundo infinito de Minecraft, pues aquí los límites están bien claros. En el juego, nos vamos moviendo principalmente a través de portales que van desbloqueando nuevos lugares donde, normalmente, descubrimos recursos, enemigos y misterios que pueden servir para mejorar habilidades y ampliar el poblado.

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Una vez completada la porción de la historia relacionada con la primera ciudad que construimos, el juego nos lleva a un segundo episodio donde toca empezar de nuevo, pero en esta ocasión con toda la fabricación o 'crafteo' del capítulo anterior ya aprendida. El resultado es un juego por capas que nos va acompañando por los episodios para que siempre estemos listos para una nueva aventura. Es evidente que así se pierde el encanto misterioso de Minecraft, pero en general el enfoque estructurado también resulta divertido y ayuda a los jugadores a entender los fundamentos del juego por sí solos y con una curva de dificultad menos empinada.

Dragon Quest Builders

Pero las limitaciones de DQB no se quedan en las mecánicas de las islas o la división por capítulos. El juego también es mucho más pequeño que Minecraft en las construcciones posibles, pues sólo permite que los montajes alcancen una altura máxima de 32 bloques. Además, aquí no verás por ningún sitio todo el contenido generado por los usuarios que ha ayudado a crecer y ha convertido en un éxito otros juegos sandbox, de modo que está claro que Dragon Quest Builders se centra más en la narrativa y las misiones, que a su vez no dejan de llegar de los PNJ de los distintos asentamientos.

En cuanto a la construcción en sí, los jugadores pueden dejar correr su imaginación y montar como les venga en gana, pero en muchas quests aparecen proyectos que deben seguirse al pie de la letra y con precisión extrema, para construir una sala concreta o un muro defensivo y así completar la tarea asignada. De esta manera se consiguen lugares realmente bien diseñados, pero se pierde agencia del jugador y también se reduce la personalidad y la variedad en los edificios que te rodean.

Del mismo modo, el gran número de misiones (que llegan a extender la duración de Dragon Quest Builders hasta las cifras de la serie principal RPG, sobre las 100 horas) quitan protagonismo a la exploración porque sí. En otras palabras, te mandan un recado, vas al lugar que marca el mapa, completas la tarea y vuelves a la base. Escavar en busca de tesoros suele ser inconveniente, pues por norma general están bien escondidos en un mapa descomunal. Siempre puedes sacar la pala, claro, pero rara vez encontrarás algo realmente emocionante o desconocido.

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Pero aun con estas limitaciones, es que Dragon Quest Builders es muy divertido. Hay que tomárselo más como un juego de aventuras que como una copia de Minecraft, pues como lo segundo no cumple del todo. Es muy gratificante ver como un lugar devastado se va convirtiendo poco a poco en una ciudad bastante poblada donde la gente empieza a vivir sus vidas de nuevo. La versión Nintendo Switch también es más divertida por la posibilidad de jugar en cualquier lugar, y siempre pasas un buen rato aunque solo sea una partida rápida para recolectar uno de los materiales más raros.

Sin embargo, y esto pasa a la inversa con otros juegos de Switch, aunque la experiencia portátil es genial para jugar a DQB por ahí, no podemos decir lo mismo cuando pones la consola en la base dock y juegas sentado frente a tu TV. A diferencia de la versión PS4, el juego de Switch pone en pantalla unos gráficos más toscos y sufre problemas de aliasing (dientes de sierra). No es que te estropee la diversión porque no es un juego demasiado exigente a nivel técnico, pero es una pena que lo que te encuentres en la TV sea básicamente la imagen estirada de lo que se ven en la pequeña pantalla portátil. Deberían optimizar ambos modos un poco más.

Aun lejos de la libertad de Minecraft, Dragon Quest Builders sigue siendo un juego muy divertido, capaz de capturar algunos de los mejores aspectos de este género que tanto ha arrasado entre los jugadores más jóvenes. Que se centre en el argumento supone una barrera de entrada más baja, y así se puede abrir a un público mayor. Si te gusta Dragon Quest y quieres una aventura distinta y más relajada que los RPG, o si buscas un "mi primer Minectaft" que sea menos hostil, este título puede darte muchísimas horas de juego... en cualquier lugar.

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08 Gamereactor España
8 / 10
+
Buena estructura narrativa, diseño encantador, horas y horas de juego.
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Muchas limitaciones a la hora de 'craftear', exploración muy plana, el modo TV es básicamente el modo portátil estirado.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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