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Duke Nukem Forever

Duke Nukem Forever - impresiones

Catorce años después de su anuncio nos sentamos por fin con Duke Nukem Forever. ¿Cuán moderno será un juego que lleva tanto en desarrollo?

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Pongámonos en situación: ¿cuánto han cambiado las cosas desde 1997?

Batman era tan popular como lo es ahora, pero si hoy tiene el crudo realismo de un Caballero Oscuro, hace catorce años era la fornida losa de vulgaridad de Batman y Robin. Hoy, el profundo y complejo retrato del Joker por Heath Ledger. Entonces, el irónico y artificial Arnold Schwarzenegger en el papel de Mr. Freeze.

1997 fue el año en el que salió la Nintendo 64. La era que nos trajo Mario 64, Gran Turismo, Fallout y GoldenEye 64. Y mientras que estos juegos pasaron de los Más Deseados a los Más Jugados, y al final a Los Mejores de la Historia en las listas de videojuegos, un título fue anunciado que se empeñaba en quedarse en el primer top 10.

Más o menos. Durante los siguientes catorce años, ese título fue arrastrado hacia abajo en esa lista hasta que el nombre ‘Duke Nukem' se arrancaba de la suela de los zapatos del resto de juegos en el planeta, se limpiaba bien y se lanzaba al vertedero de su propia categoría: Más Polémicos.

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Todo por la sencilla razón de que nunca vio la luz del día. Al menos no hasta ahora. Duke Nukem Forever, tras 14 años, está en camino. Pero, ¿hay un juego moderno tras ese título, o es simplemente nostalgia?

Duke Nukem Forever

Para descubrirlo, fuimos a Las Vegas. En un club amueblado para celebrar el evento, el fundador de Gearbox, Randy Pitchford, que también ha estado haciendo de mago en Hollywood (en serio), nos cuenta cómo ha trabajado el estudio para terminar las últimas aventuras de Duke Nukem, desde que salió de manos de 3D Realms.

Y no puede evitar quedarse con la peña unos minutos más hasta que el tráiler da comienzo. Es algo anónimo, con la voz de Duke en off, pero pronto salen cohetes hacia un robot alienígena de un ojo en un campo de fútbol americano. Cuando el cíclope ha caído, Duke coge el ojo y hace un gol mientras los chistes fáciles caen cual confeti.

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Pues ahí está el humor, o eso parece. La cámara se separa y presenta una pantalla donde los créditos del equipo de Duke Nukem Forever comienzan a caer, y luego se mueve para dejar ver al Duke de verdad, jugando al videojuego basado en su propia vida. Dos rubias están ocupadas "quitándole presión" y cuando una pregunta si el juego estuvo bien, Duke responde: "Yeah, pero después de 12 putos años, ya me jodería".

Este tipo de humor cubre constantemente el juego. Los viejos fans de la serie tendrán mucho humor infantil. Como dijimos, El Caballero Oscuro frente a Batman y Robin.

Duke Nukem Forever

Después de que Duke salvara al mundo de los feroces aliens en 1996, se mudó a Las Vegas y abrió su propio casino: The Lady Killer. Pero no todo va sobre ruedas, pues en la misma puerta, una nave alien gigantesca aparece flotando y amenaza todo el imperio Duke.

Si te fijas, verás helicópteros volando más allá de las ventanas panorámicas. Echando la vista abajo encontrarás un homenaje al Bellagio, con su espectáculo de agua y todo. La escena podría sacarse de un shooter moderno, y está bien comprobar que el estudio ha intentado, al menos en algunos aspectos, modernizar la serie.

En otras cosas, sin embargo, Forever parece demasiado un juego de su tiempo, y aquí es donde encontramos los aspectos negativos asomando detrás suya. El tiempo ha pasado factura a Duke, y lo demuestra. La experiencia es, bueno, a la antigua.

Hay mucha atmósfera, pero técnicamente no es precísamente impresionante. Durante las dos horas que jugamos, asistimos a pequeños pero constantes problemas de frame rate y texturas que presentaban grano y parecían sin pulir.

También, la calidad de las animaciones estaba descompensada. Todos y cada uno de los enemigos repetían el mismo patrón de ataques, y aunque el juego pone una horda de rivales delante tuya, sus rutinas limitadas los dejan anticuados a la media vuelta.

Duke Nukem Forever

Con esa excelente introducción, uno podría pensar que tendremos un mundo abierto, o al menos la ilusión de algo así. El problema es que la ilusión se fragmenta rápidamente. Pasas de nivel en nivel sin una motivación en condiciones. La sencilla pero crucial pregunta "¿por qué?" no parece encontrar respuesta, e incluso cuando los eventos comienzan a despegar, está claro que la historia tiene poca más profundidad que un charco en un día lluvioso de enero. Por lo tanto, desde la perspectiva de la narrativa, no hay mucho donde tocar. Es algo ante lo que deberías estar preparado, más en estos tiempos de narrativa cinematográfica.

Sabemos que no se trata del producto final. Pero teniendo en cuenta la expectación desmesurada, todo el tiempo que llevamos leyendo sobre este juego, esperando para poder jugarlo por encima de todos los demás, no es raro que cada pequeño detalle sea examinado con la aguda concentración de un neurocirujano.

Aunque quizás Duke no necesita cambiar. Los fans de los juegos originales que anhelan el estilo machote de Duke no estarán decepcionados. Duke Nukem Forever no procura poner el pie en algún punto entre la obsesión por los escotes de un chaval y las temáticas más refinadas y emocionales que podríamos encontrar en otros shooter modernos.

Hay algo tranquilizador respecto a un personaje y un juego que se agarran como tercos a sus formas, y se niegan a conceder nada a las tendencias actuales. Las pelotas de Duke siguen siendo tan grandes y duras como el acero, y como siempre, queda el eco de la risa tontorrona de la chavalería de fondo.

Duke Nukem Forever

No es que esto sirva para perdonar, pero hay un guiño a lo que ahora son mecánicas tradicionales. El gatillo izquierdo sirve para hacer zoom, como en cualquier otro shooter desde Call of Duty. Duke ya no puede llevar más de dos armas a la vez, algo raro respecto al universo del juego. Quizás nos molesta tener que recortar nuestra selección armamentística.

Las armas son ciertamente satisfactorias, como la mina remota que detonas con la llave de un coche. Cuando un enemigo se reduce a trocitos, y Duke exlama "you've got guts" (N. del T: "tienes tripas" es tienes huevos en inglés), sentimos un calorcillo por dentro. También hay algunos puzles, como uno en el que hay que controlar un camión en miniatura para colarse por un conducto de ventilación y conseguir una llave.

Jugar a Duke Nukem Forever nos deja sentimientos encontrados. Había elementos que funcionaban muy bien, y estuvo genial poder jugar a un título que no se toma muy en serio a sí mismo.

Pero existe cierto punto de esquizofrenia. Parece que es un juego que no sabe dónde sentarse, alternando entre dos personalidades. Quiere ser un shooter moderno, del tipo que la audiencia objetivo es probable que prefiera, mientras que no quiere abandonar la nostalgia que rodea a su historia y universo.

Pese a esta confusión entre el pasado y el futuro, el juego ofrece la misma forma de entretenimiento puro que siempre ha dado la serie, para bien o para mal.

Si eso es suficiente para un juego de acción de 2011 lo dirá el tiempo.

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