Análisis de El Profesor Layton y el Futuro Perdido

Cuando se trata de los juegos de El Profesor Layton, sólo se me ocurre una palabra: ingenio. La clave es la habilidad, tanto la que debe demostrar el jugador, invitado a resolver puzles y rompecabezas originales e inteligentes, como del lado de los desarrolladores. Level-5 ha sido capaz de transformar una colección de puzles semanales en una experiencia de juego única, hilvanando todos los acertijos con una trama que va creciendo y ofreciendo novedades constantemente.

El primer Profesor Layton cayó como un rayo, capaz de enamorarnos tras unas horas de juego. Recuerdo haber jugado durante más de un año, y siempre le agradeceré cómo aliviaba mis trayectos hasta la universidad. Incluso creo que también hizo más cortos los caminos de los que iban conmigo cada mañana, que yo desafiaba constantemente con el complicado rompecabezas de turno. Utilizar la Nintendo DS de esa forma social puede resultar extraño, pero Layton es uno de los llamados a conseguirlo.

El segundo título significó la confirmación de la calidad de la franquicia. Hasta cierto punto, era incluso superior. Doblaje en castellano para mejorar una historia aún más emocionante, enigmas superiores... El Profesor Layton y la Caja de Pandora fue una obra maestra, casi más obra maestra que el primero, pese a carecer del factor sorpresa.

Estoy disfrutando de El Profesor Layton y el Futuro Perdido desde hace unas semanas y ha conseguido que se repitan las sensaciones que viví cuando conocí al profesor del sombrero de copa la primera vez. En resumidas cuentas, este tercer capítulo es un juego enorme, en línea con sus predecesores e incluso más grande en aspectos como la jugabilidad y el guión.

Comencemos por esa historia. Layton y Luke se encuentran en un Londres ficticio, en una época indeterminada. Una de las sensaciones mágicas de la serie es su capacidad para transportar a otros tiempos, en una especie de mundo paralelo. El Londres del juego y sus habitantes conforman una mezcla entre una novela de Charles Dikens, los dibujos animados de Miyazaki y la corriente steampunk. Por lo tanto, es imposible encajarlo en un período histórico. Los personajes visten como se estilaba a finales del siglo XIX, entre los coches se adivinan viejos Fiat Topolino y se nota cómo aún prevalece la mecánica sobre la electrónica.

Hablamos de la época y el tiempo porque, como sugiere el título, El Profesor Layton y el Futuro Perdido se centra en el componente temporal. El profesor recibe una carta de su estimado aprendiz Luke, pero esa carta ha sido enviada desde el futuro, animando a Layton y Luke a investigar. Además, en el presente de los hechos, ha pasado una semana del accidente que tuvo lugar durante la presentación de la supuesta máquina del tiempo, que presumiblemente acabó con la vida del primer ministro inglés. Pero esa máquina sigue en pie y Layton se apresura a viajar al futuro para descubrir una realidad terrible y a su propio Némesis. El Némesis de Layton, el peor enemigo que podría encontrar la humanidad.

Hasta aquí puedo leer. La historia engancha como pocas y las piezas del misterio van encajando lentamente. Para contarla, el título incluye aún más secuencias animadas que en ocasiones anteriores, escenas de una factura impecable. Cuando llevaba cuatro horas apenas me hacía una idea de lo que estaba pasando y sólo había resuelto la quinta parte de los enigmas. Es decir, el juego da para mucho, mucho tiempo, más cuando el jugador curioso se dedica a escudriñar cada rincón del escenario para descubrir aún más puzles ocultos toqueteando la pantalla con su lápiz táctil.

Respecto a la jugabilidad, todo se parece bastante. Los puzles abarcan varios géneros, sencillos o complejos, de matemáticas o lógica a diferencias o rompecabezas. Hay que reconocer que la experiencia es más llevadera y espectacular en las pantallas de Nintendo DSi o DSi XL. Los usuarios de Nintendo DS Lite disfrutarán plenamente, sin embargo, en algunos enigmas deberán afinar la vista más de lo normal.

Como el elemento protagonista es el tiempo, existen muchos puzles que juegan con él: relojes de manecillas, cálculos horarios, etc. Claramente inspirados en la temática del juego, no es de extrañar que muchos de los puzles más complicados también se basen en el paso del tiempo.

Por suerte seguimos contando con la ayuda de las monedas que iremos encontrando en cantidad, que ahora podrán invertirse a pares, más allá de la tercera pista, para que nos pongan la respuesta en bandeja. Poco recomendable para los que quieran mantener el desafío, indispensable para aquellos puzles que nos hacían darnos cabezazos contra la pared sin que apareciera la respuesta.

Otra mejora afecta a la función notas, que permite mejores y más detalladas reflexiones y cálculos con los colores y distintos grosores disponibles para pintar en el papel vegetal que aparece sobre los puzles. La clave para resolver algunos enigmas estriba en el buen uso de esta función, por lo que sus mejoras son realmente bienvenidas.

Por último se han incluido un par de nuevos minijuegos, ya un clásico en los Layton. En el primero hay que dirigir a nuestro cochecito de juguete a través de unos tableros laberínticos. Deberá llegar a la meta tras recoger distintos objetos y nuestra misión es colocar los cambios de dirección o saltos (limitados) en las casillas idóneas. Parece fácil, pero pronto descubriréis los cientos de combinaciones posibles para un solo camino posible. Un gran reto al estilo Layton, dividido en varios niveles.

El Profesor Layton y el Futuro Perdido sorprende este año con una entrega casi perfecta. Casi, porque la novedad no lo es tanto tras dos juegos anteriores. Pese a las pequeñas mejoras, el juego en sí es muy similar al primer capítulo. No quita que se trate de uno de los títulos más agradables y atractivos del catálogo de Nintendo DS. Compra obligatoria para todos sus usuarios.