Juego de Tronos - impresiones

En 2009, la fiebre por Juego de Tronos no era comparable a la actual. HBO aún no había comenzado a producir la serie de televisión, así que la saga sólo la conocían los que habían leído las novelas originales o, en general, los amantes de la literatura fantástica.

En este escenario, Focus Home aprovechó para hacerse con los derechos de la adaptación al videojuego, partiendo por lo tanto de los libros. Fue una verdadera ganga, teniendo en cuenta que la serie se ha convertido en una piedra angular de la fantasía contemporánea tras el estreno en la tele.

Sin embargo, cuando una franquicia de tal magnitud cae en manos de un desarrollador conocido principalmente por Pro Cycling Manager y Blood Bowl, el riesgo es altísimo. La enorme cantidad de fans deriva en unas exigencias mucho más altas, y en caso de fracasar con los Tronos, el estudio francés también se juega la reputación.

Recientemente pudimos ver y probar una versión bastante avanzada del juego en una presentación en Milán. Así pudimos descubrir que, en general, nuestros temores son bastante infundados.

En primer lugar, Juego de Tronos se presenta como es debido. La cámara se desplaza a través de las escenas de un bonito menú inicial, mientras la trama se presenta con una voz en off, sobrevolando un mapa que muestra Invernalia, El Muro o los Siete Reinos. Sin embargo, los acontecimientos que tienen lugar en estas localizaciones no coinciden exactamente con lo que se dice/enseña en el libro/televisión.

Resulta que estos eventos suceden en paralelo a los acontecimientos narrados en el primer libro, del cual heredan la estructura narrativa con la que cada capítulo se centra en las aventuras o desventuras de un personaje en concreto. El juego se fija específicamente en las historias de dos personas: un miembro de la Guardia Nocturna llamado Mors Westford y un Sacerdote Rojo de nombre Alester Sarwyck. El primero es un poderoso guerrero, el segundo un mago capaz de controlar el fuego.

Es evidente que ambos personajes encarnan formas de juego diametralmente opuestas. Aun así, lo que los hace realmente interesantes es su alto grado de caracterización.

A excepción de la apariencia física y el nombre del personaje, el jugador puede decidir otros rasgos: tres clases diferentes (el Guardián puede ser luchador defensivo, tanque o rápido asesino con dos armas), una enorme variedad de talentos y algunos puntos fuertes, lo que también obliga automáticamente a decidir ciertas debilidades. Por ejemplo, un personaje puede infligir más daño si utiliza dos armas, pero quizás sea 'alérgico' al veneno.

Como siempre, se va subiendo de nivel acumulando puntos de experiencia. El crecimiento permite ir agregando los típicos puntos estadísticos (fuerza, agilidad, intelligencia...) para poder liberar nuevos talentos. Todo queda reflejado en un árbol de talentos de corte clásico.

De hecho, "clásico" es un adjetivo que utilizamos varias veces durante el tiempo de prueba. El sistema de combate también recuerda a otros juegos de antaño. Este Juego de Tronos no es un verdadero action-RPG, ya que el jugador debe planificar las órdenes para su personaje y luego actuar.

Presionando uno de los botones traseros se activa un momento de cámara lenta, lo que permite al jugador seleccionar con calma las habilidades de ataque y defensa mediante una rueda que aparece en la pantalla. Cada personaje cuenta con tres ranuras que se van llenando con cada orden, para luego ejecutarse de forma secuencial. Por ejemplo, podemos pedirle a nuestro personaje que efectúe un ataque normal, luego intentar desequilibrar y, finalmente, un bloqueo. Los ataques especiales consumen una barra de energía, que puede recargarse a través de un movimiento específico (lo que requiere el espacio de una de estas ranuras y, por lo tanto, bajar la guardia).

Como en el juego, además del personaje protagonista, también asumes el control de sus compañeros de batalla, la lucha toma un tinte realmente estratégico. Puedes ordenar a un personaje que ataque desde la distancia, mientras que otro intenta aturdir al adversario. También es posible atacar a un objetivo con la primera ranura, a otro con la segunda, y así sucesivamente.

Por último, Mors lleva como mejor amigo a un perro, una especie de pitbull sarnoso. Pues resulta que este saco de pulgas es esencial, ya que se puede controlar y aprovechar sus poderes, incluyendo la capacidad de seguir pistas que conducen al objetivo o atacar a los enemigos de forma sigilosa, con una mordedura letal a la yugular.

Hablando de objetivos, el juego no incluye tareas menores, sólo una misión principal y numerosas misiones secundarias que, en todo caso, siempre afectan a la trama principal. Con 16 capítulos repartidos por diferentes localizaciones y una historia influenciada por las decisiones del jugador y el diálogo ramificado, el juego promete una aventura de duración decente.

Está bastante claro. Aunque el juego no es un coloso, Cyanide ha invertido atención y esfuerzo en el producto. Si bien no cuenta con los valores de las superproducciones más reconocidas, este Juego de Tronos no defraudará a los fans incondicionales. El invierno llega justo en un mes, antes del verano.