Resident Evil 6 tenía que ser diferente. Había que corregir el tono después de que la quinta entrega se volcara con la acción y olvidara suspense. El equipo de Capcom lo ha intentado con más recursos que nunca, al final lanzando un juego divertido, pero con una mezcla extraña y muy desigual. Pocos sustos, demasiada munición y unos puzles nada inspirados para uno de los juegos más esperados -y por lo tanto más decepcionantes- de 2012.