Jurassic World: Dominion

La conclusión a la que hemos llegado es que, pese a que en esta tercera (y última) entrega de Jurassic World contamos con el grupillo jurásico al completo, formado por todas las generaciones, es sin duda alguna la peor película de la trilogía. Y la cosa no acaba ahí: el terror y suspense, los principales rasgos que caracterizan a estas películas, brillan por su ausencia. El resultado es un film de dos horas y 20 minutos que solo cuenta con algún que otro momento reseñable.

Es bastante difícil hacer un resumen que no sea kilométrico de todo lo que está mal en Jurassic World Dominion, pero lo intentaré. Por un lado, la película cuenta con una narrativa demasiado amplia que nos lleva por todo el planeta para mostrarnos cómo le ha afectado al mundo que los dinosaurios campen a sus anchas; pero a la vez, está demasiado limitada. A través de una vergonzosa sucesión de noticias nos permiten echar un vistazo a los diferentes encontronazos entre el hombre y unos predadores en teoría superiores, pero el resto de la película se desvincula totalmente de esto para centrar toda su atención en Owen Grady (Chris Pratt), Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) y Maisie Lockwood (Isabella Sermon). La cinta no logra ofrecernos una imagen global y decente de la sociedad moderna bajo la amenaza, y sin embargo su enfoque es demasiado amplio como para que la historia de los protagonistas tenga su base y acabe calando.

Pero los dinosaurios están entre nosotros, y su presencia afecta a todo, desde la pesca hasta los cultivos, pasando por la seguridad vial hasta... bueno, lo que te apetezca. No obstante, no son el principal peligro ahí fuera: la amenaza real son unos saltamontes genéticamente modificados que podrían acabar con el suministro mundial de alimentos. Habéis leído bien, la película no se plantea que los dinosaurios, o el reto que supone la coexistencia con ellos sea "el problema". En su lugar, optan por inventarse una nueva amenaza y una nueva empresa genética, Biosyn, dirigida por un tal Lewis Dodgson inspirado en Elon Musk y Tim Cook.

Owen, Claire y Maisie necesitarán ayuda externa, y para ello recurrirán a viejos conocidos como son Alan Grant, Ellie Sattler y Ian Malcolm, interpretados por Sam Neill, Laura Dern y Jeff Godlblum. Bordan sus papeles; de hecho no hay ninguno que sea ni medianamente mediocre, pero el reparto ha crecido muchísimo con incorporaciones como Omar Sy interpretando a Barry Sembene, Mamoudou Athies como Ramsay Cole y Kayla Watts en el papel de DeWanda Wise. En efecto, son muchos los personajes que aparecen en la película, por lo que no hay tiempo suficiente para centrarse en cada uno de ellos.

¿Súper personal y centrada en los personajes, amplia y con una perspectiva social? Qué más da, mientras haya dinosaurios, ¿no? También los hay, y las mejores escenas de la peli son aquellas en las que Jurassic World Dominion se centra en ellos, regalándonos secuencias hermosas e intensas en las que los seres humanos se ven sometidos sin remedio a un oponente físicamente superior. Hay una escena en concreto bastante larga situada en Malta, en la que Pratt huye en moto de unos raptores y que en general está muy bien. También hay algunos momentos durante el tercer acto que harán que tu adrenalina aumente. Jurassic World Dominion es sin duda la mejor cuando se limita a lo que ya conocemos y esperamos ver.

Pero la película por un lado está demasiado recargada, y por otro lado es demasiado floja a la hora de centrarse de verdad en los personajes. Al final, acabas tan harto que incluso las mejores escenas entre el reparto antiguo y el nuevo no son más que un pequeño destello en un amplio cielo nocturno plagado de secuencias nada memorables.

Sin embargo, hay que señalar que Jurassic World Dominion no es un absoluto horror. Su mayor problema es que apesta a potencial desperdiciado, y si la World original o Fallen Kingdom no lograron impresionarte, no hay nada en Dominion que vaya a hacerlo. Es, durante gran parte del tiempo, una película sin gracia alguna.