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Rainbow Six: Siege

Rainbow Six: Siege - impresiones del DLC Outbreak

El shooter táctico deja de lado a Tom Clancy para parecerse a Left 4 Dead.

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Cuando Ubisoft dio las primeras pinceladas de lo que ellos llamaban Outbreak durante las finales de Rainbow Six Pro League en Brasil, dejó a más de un seguidor con el gesto torcido. Eso de que el Año 3 arrancara (este 6 de marzo) con un paquete de contenido en lugar de con un mapa no gustó. Los símbolos de cuarentena humana, el ambiente de terror y las pistas sobre que iban a ser algo distinto llevó a la gente a pensar en zombis. Pues no, no era eso, porque la próxima expansión de Rainbow Six: Siege va de aliens... que se comportan como zombis.

Outbreak es un evento limitad a cuatro semana que aporta un giro a la temática realista que ha seguido el título hasta la fecha para probar conceptos nuevos. Aquí hay que escoger a uno de los diez agentes disponibles, entre los que están los dos que trae Operación Chimera, y lanzarse a completar una de las tres misiones con estructura de modo campaña. Cuentan la pequeña historia de una invasión alienígena que está infectando a la población y hay que acabar con todas las criaturas que salgan al paso, en equipo.

Durante el pasado Six Invitational pudimos probar dos de los tres niveles, como ha quedado reflejado en los vídeos de gameplay exclusivos que os traemos junto a estas impresiones. En la primera, nos metimos en unos barrios amplios con una visibilidad amplia, así que no era difícil colarse entre los enemigos para después probar puntería con sus cabezas desde posiciones seguras. Pero la otra era bastante más difícil, porque en los pasillos estrechos de un hospital hay pocos sitios en los que esconderse o preparar el combate. Era un cuerpo a cuerpo y que gane el mejor.

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Como ya pudimos ver en la presentación oficial, hay un buen repertorio de enemigos monstruosos. Todos parecen cuerpos mutantes siniestros, destrozados por el parásito. Los más numerosos y simples de matar son los Bastajes, y a partir de ahí van llegando otros más complejos como los Demoledores, que explotan cuando están cerca, o los Erizhas, que sacan unas espinas que te atrapan contra el suelo para inmovilizarte. El más difícil de abatir es el llamado Alfa, que invoca criaturas malignas sin parar para complicarte la vida. Todos tienen puntos débiles y hay tácticas de equipo para acabar con ellos. Por ejemplo, una carga en su espalda que implica que alguien flanquear al enemigo.

Lo que nos ha quedado claro es que aquí eso de correr y disparar no funciona, que es mucho mejor utilizar la infiltración y abrir fuego cuando cada miembro esté en una posición adecuada. En ese caso se puede decir que Outbreak se mantiene fiel a RS: Siege. Por ejemplo, es mucho más fácil acabar con un Bastaje si no te ha visto, porque cuando está alerta muta en un tipo mucho más poderoso y resistente.

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También hay cambios respecto a los agentes, porque el equipo ha modificado su aspecto para estas misiones. Los 10 disponibles han sido escogido por su aptitud para llevar a cabo misiones de supervivencia a lo Left 4 Dead. Ahí está Doc, que puede curar a sus aliados, o el novato Lion, que tiene un dron para detectar enemigos con antelación. La otra recluta que se une, Finka también ha sido diseñada para el trabajo en equipo. Y ambos comparten la habilidad de repeler los proyectiles cegadores.

Aquí lo importante es que los tres miembros del equipo sigan con vida hasta el final, porque nuestra experiencia nos dice que no va a ser nada fácil completarlo habiendo perdido a alguien por el camino. Son varias las referencias al juego de Valve en este texto y la razón es que son también muchos los parecidos. Como esa campaña en un hospital, pero sobre todo porque el estilo y los movimientos de los enemigos se parecen bastante. Ubi sabe que hay quien echa de menos una serie tan popular como L4D y está dispuesta a tapar ese hueco sacrificando algunos de los pilares de Rainbow Six, como el ritmo lento.

Incluso en la dificultad normal, se pasa un mal trago. Hay ocasiones en las que toca defender una posición concreto mientras se abre una puerta o explota una carga en las que cuesta mucho contener a la horda. El motivo principal es que los tiros deben ser muy certeros, en la cabeza, para que sean realmente efectivos. Además, como los entornos son destructibles, enseguida te desbaratan todas las defensas. Es imprescindible llevar un buen equipamiento, ser eficiente en la comunicación con los compañeros y tener un buena buena ratio de aciertos. Con tanto enemigo por misión, la forma de entender el ataque cambia.

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Es de destacar que con esta campaña, R6 gana en capacidad narrativa, ya que hasta la fecha apenas nos habían dado unos cuantos vídeos cortos y unas líneas de diálogo, más una breve descripción de los agentes. De hecho, el desarrollo del trasfondo se ha estado produciendo en la red, en gran parte de las ocasiones a cargo de una comunidad que no ha dudado en inventar una vida con sus creaciones artísticas. Pero ahora es el estudio quien decide marcar el camino poniendo mapas más lineales en los que ir completando objetivos. Algunos tienen miga, como el rescate de un doctor, y no uno cualquiera, sino el único que puede salvar a la humanidad. E incluso vamos a tener la ocasión de escuchar mensajes de radios enviados por otros agentes Rainbow.

Será por el cambio de jugabilidad, por la temática o por el buen hacer de Ubisoft, pero esta primera toma de contacto con Rainbow Six: Siege - Outbreak ha sido muy positiva. Tres mapas únicos que funcionan como campañas para un JcE más costoso y sufrido que da una nueva vida a algunos de los agentes y un respiro a nuestra forma de interpretar la partida. El Año 3 empieza cargado.

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