Análisis de Star Trek Prodigy: Supernova

Los videojuegos adaptados al público más joven y a los niños han avanzado a pasos agigantados a lo largo de los años. Gracias a editoras como Outright Games podemos disfrutar de proyectos que se sienten fieles a su material original, y que se juegan de una forma que también es atractiva y de una calidad tal que incluso el público adulto puede apreciarlos por lo que son. Ese es el caso de Star Trek Prodigy: Supernova, una aventura de acción co-op basada en la serie animada de Nickelodeon, en el que incluso los miembros del reparto original vuelven a interpretar sus papeles para aportar más autenticidad.

La historia gira en torno a la joven tripulación de la Protostar, que continúa sus viajes por el espacio. El equipo, liderado por el capitán Dal R'El (Brett Gray) y Gwyndala (Ella Purnell), tropieza con un sistema solar en el que orbitan tres planetas que están en peligro de ser destruidos por la propia estrella central, que está siendo empujada a convertirse en una supernova. Al llegar a este sistema, la nave Protostar es atacada y pronto se encuentra con un aterrizaje forzoso en uno de los tres planetas en peligro, con la tripulación capturada y cautiva en diferentes lugares. Tienes que guiar a Dal y a Gwyn en una búsqueda para reparar la Protostar, salvar a los miembros de la tripulación y de paso evitar que la estrella se convierta en supernova para salvar la vida en el sistema entero.

Aunque el argumento es básico, tiene la suficiente intriga y misterio como para entretener, especialmente a los más jóvenes, a quienes les costará captar los giros argumentales más típicos y predecibles de la franquicia inaugurada por Gene Roddenberry. Tiene todos los elementos de Star Trek, con enemigos misteriosos y muchos extraterrestres, y una tarea abrumadora y contrarreloj que hay que superar, todo ello llevado bien sazonado con toneladas de buena jerga de la serie de ciencia ficción.

En cuanto a la jugabilidad propiamente dicha, su diseño es bastante básico y gira en torno a dos conceptos principales. Por un lado están los puzles ambientales que tendrás que resolver para poder seguir avanzando por el nivel. Pueden consistir en utilizar las habilidades de Dal y Gywn para ayudarse a superar los obstáculos y peligros mutuamente, o también en desplazar los bloques y redirigir la electricidad para superar las barreras eléctricas. La variedad es escasa, pero los puzles tienen una dificultad lo suficientemente adecuada como para que resulte un reto pero no una frustración para los más jóvenes.

La otra parte del concepto principal gira en torno al combate, en el que Dal y Gywn tienen que acuchillar, golpear y disparar a varios tipos de enemigos alienígenas diferentes. Aunque muchos serán criaturas robóticas parecidas a las arañas y conocidas como Vigilantes, también hay momentos en los que la flora autóctona entra en acción y se vuelve agresiva, lo que supone otro peligro extra a evitar. Las peleas son bastante fluidas y sencillas, y los principales retos se reducen a sincronizar perfectamente el movimiento de esquiva para poder evitar los golpes rápidos y los proyectiles que llegan. Al igual que ocurre con los puzles, la dificultad aquí se halla perfectamente equilibrada para desafiar al público más joven.

Aunque me gusta el equilibrio entre los puzles y los combates, diré que el único aspecto que me frustra es el equilibrio entre los propios personajes: Dal y Gywn. El juego te pide con frecuencia que cambies entre ambos para guiar al otro a través de un peligro o bloqueo, y el problema es que la IA puede ser tan tonta en ocasiones que el personaje que no controlas se queda atascado o va a un lugar que no quieres, lo que significa que el juego a menudo se siente repetitivo ya que tienes que ir intercalando demasiadas veces su movimiento para llevar a ambos personajes a donde deben estar. Es un problema que puede solucionarse dando al personaje no controlado por el jugador un poco más de iniciativa y sentido común. Más aún, la jugabilidad se vería beneficiada si tu aliado fuera capaz de realizar tareas básicas como pulsar botones al mismo tiempo que el personaje protagonista, por ejemplo. Está claro que el juego está pensado para dos jugadores, y que cuando te lanzas en solitario a la partida, te quedas con ganas de más.

Aunque la versión que yo jugué de Star Trek Prodigy: Supernova fue antes del lanzamiento, hay que decir que me encontré con bastantes fallos y problemas, muchos de los cuales solo se solucionaron volviendo a cargar partida o reiniciándolo por completo. Algunos de los bugs se debían a que los enemigos se quedaban fuera del rango de ataque, y otros a que los puntos de interacción con entorno u objetos no aparecían. Resulta un poco frustrante, teniendo en cuenta que Star Trek Prodigy: Supernova no es un título excesivamente complejo, así que cuando los pocos sistemas de juego que ofrece se rompen o fallan, se nota bastante.

En general he disfrutado bastante con el juego. Es muy sencillito y fácil de meterse en él, y tiene el suficiente encanto y carácter como para que puedas disfrutar dejándote llevar por su mundo y la narrativa. Los sistemas de progresión y los objetos coleccionables de cada nivel también ofrecen suficientes motivos para volver a jugar los niveles anteriores, y la forma en que se ofrece el cooperativo con un sistema de premios competitivo al final de un nivel que celebra qué jugador ha derrotado a más enemigos y ha sido menos derrotado, etc., significa que tú y un miembro de la familia o un amigo podéis seguir divirtiéndoos mucho después de llegar al final de la historia. Sin embargo, cabe señalar de nuevo que se trata de un juego adaptado a los aficionados más jóvenes, y que no atraerá a los jugadores más exigentes, debido a sus elementos básicos de diseño de la jugabilidad. Pero aquellos que busquen mantener a los niños ocupados durante unos días, aquí tienen un candidato a canguro perfecto.