Análisis de Ten Dates

En mi caso, esperar impacientemente lo nuevo de Wales Interactive se ha convertido en una tradición anual. Cada año, espero con ansia el próximo videojuego de movimiento completo (FMV) de la mano de estos desarrolladores, ya que es un ámbito único que no exploran muchos estudios de videojuegos de todo el mundo en la actualidad. Por ello, a lo largo de los años he explorado Bloodshore, Night Book, Who Pressed Mute on Uncle Marcus e incluso la comedia romántica Five Dates. Ahora, justo a tiempo para San Valentín, el último de esta lista contará con una secuela.

Conocido como Ten Dates, este título sustituye la aventura de citas online del original por la de un evento de citas rápidas en persona. Nos pondremos en la piel de Misha o Ryan y tendremos que conocer a un montón de personajes diferentes, para luego entablar una pequeña conversación para determinar si podrían ser compatibles con nosotros. Para cualquiera que conozca el mundo de las citas, es un juego plagado de nervios y situaciones incómodas, bromas coquetas y muchos momentos bastante embarazosos en los que queda claro que dos personas son totalmente incompatibles.

A la manera usual de Wales Interactive, la mayor parte de este juego trata de observar cómo los dos personajes conectan y hacen saltar chipas desde una posición en tercera persona. El único momento en el que de verdad empiezas a involucrarte más en el juego es cuando te empiezan a lanzar preguntas y opciones de diálogo, que tendrás que responder de una manera que refleje la personalidad del personaje. Por ejemplo, puedes elegir ser sincero y honesto para intentar que conecten de verdad con la otra persona, o puedes elegir ser un completo narcisista y seleccionar las respuestas más crueles para ver cómo afecta al resultado general. Y todo el mundo sabe que no habrá una segunda cita después de ese desastre.

Hablando de segundas citas, Ten Dates va más allá de las citas rápidas. Al principio quedarás con cinco personas, entre las que tendrás que elegir solo dos con las que hayas tenido algo más de conexión para tener una segunda cita. Más adelante, contando con que no la hayas liado demasiado, tendrás que darle la tercera cita a una de ellas. Esta es la única forma de ganar de verdad, ya que si metes la pata en las citas, saltará una especie de pantalla de fin de juego con todas las estadísticas. La final definitiva será llevar la relación con alguien al siguiente paso y hacerlo "oficial", aunque por experiencia propia sé que es un resultado bastante raro de alcanzar. Aunque quizás no sea por ellos, sino por mí.

Es en este punto donde Ten Dates empieza a flojear. Algunas opciones de diálogo te conducen a resultados que no querías. Por ejemplo, en una ocasión jugando como Ryan, me encontré en un juego de "dos verdades y una mentira", en el que las opciones de las que disponía eran decir si tenía octofobia (miedo al número ocho), si coleccionaba posavasos o si dormía diez horas al día. Ninguna me convencía, pero tenía que decidir cuál se ajustaba más a Ryan, aunque ninguna le pegaba de verdad. Acabé diciendo que no coleccionaba posavasos porque me parecía terriblemente aburrido. Así, dejé a Charlie Maher (el actor que hace de Ryan) como un completo enfermo de octofobia, lo cual era claramente un reto y algo que podría haber evitado fácilmente con diálogos mejores.

También he tenido algunos resultados que decían "desafío", por ejemplo, los cuales interpreté como una competición sobre la que bromear amistosamente, cuando en realidad el objetivo era cuestionar directamente la moralidad de la situación. Resultaba algo hostil, aunque no fuese esa mi intención. Ambos son buenos ejemplos de cómo algunas de las escenas e hilos narrativos parece que ya van en una dirección determinada antes incluso de tomar una decisión, lo que resta importancia al sistema de diálogo ramificado. Eso sin mencionar las veces que te hacen preguntas tan predecibles y tontas que no deberías ni contestar para seguir jugando.

He de decir también que algunos de los cortes entre escenas son demasiado rápidos e inesperados. Por ejemplo, cuando estás en medio de una conversación, se produce un corte rápido y claro (pero que obviamente se intenta ocultar o camuflar) y la otra persona se levanta para llamar por teléfono o ir al baño. Resulta demasiado forzado y rompe considerablemente la inmersión en la narración.

Aún con sus cosas malas, no podemos negar que Ten Dates es divertido de verdad. Es increíblemente fácil sumergirte en él y disfrutarlo, además de que puedes jugarlo mientras estás tumbado en la silla saboreando tu bebida favorita. Es ideal para, sin dejar de estar relajado, experimentar la emoción y la inmersión que hace que los videojuegos destaquen e incluso sobrepasen al cine y la televisión al momento de transmitir una narrativa.

Es por todo esto por lo que tengo una relación amor-odio con Ten Dates. Por una parte, no dejo de destacar las quejas que ya he expresado, pero por otro lado, la parte de mí que ama las comedias románticas tontas, no puede evitar sacar una sonrisa tímida mientras escucho a Ryan y Misha dar una clase magistral sobre cómo ligar. Si tú también eres fan de las comedias románticas y del humor y la narrativa que suelen ser predecibles y torpes de este género, es muy probable que Ten Dates sea para ti. Si por el contrario no te gustan este tipo de historias, no le concederás una segunda cita a este título de Wales Interactive.