Abril de 1997. Mi primer viaje a Piccadilly, Londres, estuvo marcado por la visita a un salón recreativo de tres plantas llenas de cientos de juegos en los que poder echar monedas. Recuerdo aquellos días perfectamente. Uno de los arcades en los que más monedas gastaba era el light gun shooter, de Sega por aquel entonces: The House of the Dead. Me acuerdo de la máquina recreativa, la sensación al coger las pistolas y lo increíble que me parecía la ciudad destrozada y ver a los zombis cubiertos de moco verde rugiendo y lanzándose contra mí.
En esencia, House of the Dead era un juego mucho más simple que otros light gun shooters de la compañía como Dynamite Cop y Virtua Cop, pero no estaba mal. Era emocionante, daba miedo y era muy explosivo. El ritmo era alto y la dificultad iba aumentando considerablemente, lo que provocaba que aquellas máquinas recreativas no pararan de tragar monedas. Han pasado 25 años, y somos conscientes de que el mundo de los videojuegos ha cambiado notablemente. Actualmente el género ya es cosa del pasado y está prácticamente muerto. A pesar de ello, Sega ha decidido lanzar un remake de The House of the Dead, desarrollado por Megapixel Studio (los mismos que hicieron Panzer Dragoon: Remake).
El problema principal de este juego para Switch en el año 2022 es que carece de una pistola física, y el hecho de tener que jugar con los dedos no es para nada práctico.
Para mí, jugar un light gun shooter sin pistola de luz es como jugar al billar sin un buen taco. Puede funcionar, pero nunca será lo mismo. Este es el punto al que llego cuando trato de resumir mis opiniones sobre este remake. Disparar con los Joy-con de Switch está bien, pero, tras unos minutos, me decepciona y los sentimientos que me despierta me dicen que no tiene sentido seguir. No puedo asegurar que disfrutaría más jugando a la versión de 1996 de The House of the Dead en Switch aunque incluyera una pistola como las de antes, pero, tal y como está ahora, no encuentro razones para jugar al remake. No importa lo mucho que te guste el juego original ni tus preciados recuerdos retro llenos de nostalgia de los años 90.
The House of the Dead es un juego lineal sobre raíles, como todos los clásicos light gun shooters, pero con la opción de escoger rutas y caminos alternativos al disparar a la izquierda o derecha de la pantalla en algunas ocasiones concretas. Esta es la única elección que tiene el jugador, aparte de la opción de disparar a los zombis. La historia es como la de Resident Evil, con un virus desbocado y científicos aterrorizados que deben ser rescatados de los monstruos carnívoros, pero al contrario que hace 25 años, esto ya no da miedo ni ilusiona en absoluto. Los gráficos han mejorado, pero no lo suficiente, y la banda sonora deja mucho que desear. Cabe destacar que el estudio polaco Megapixel contaba con un presupuesto mucho más bajo que la mayoría de los remakes de juegos retro que se hacen hoy en día. Comparado con otros títulos antiguos de Sega a los que se les ha dado una nueva vida en los últimos años (Alex Kidd, Wonder Boy, Streets of Rage), este es, como mucho, otro free-to-play más del montón que hay en el mercado.
Como viejo jugón, me encanta que resuciten mis juegos favoritos de los años 80 y 90 para que los nuevos jugadores puedan experimentar los títulos con los que crecí. Sin embargo, esto no sucede con The House of the Dead Remake, al que considero un proyecto extraño, mal concebido, con un sistema de juego pésimo y unos gráficos cutres.