Análisis de Wildfrost

No se me dan muy bien los juegos de cartas virtuales, ya que puede que sea el peor perdedor de este país. Un juego como Heartstone puede llevarme a la zona roja, sobre todo cuando juego contra otras personas. La mayoría de las veces intento evitar el género. Por eso me sorprendió recibir Wildfrost para reseñarlo, pero me subí los pantalones y le di una oportunidad, y aquí está mi opinión sobre el nuevo juego de cartas de Deadpan Games, que saldrá a la venta en breve. Sorpresa, por cierto.

Wildfrost no tiene una historia propiamente dicha. Hay diferentes facciones con sus propios mapas, cada una con una breve introducción, pero aparte de estas pequeñas historias, no hay mucho que contar sobre la narrativa. La mayor parte del juego se experimenta a través de la jugabilidad, en su forma más pura, y eso probablemente complacerá a aquellos que piensan que las mecánicas importan más que... bueno, el contexto narrativo.

Wildfrost es un juego de cartas en el que tienes que luchar contra un oponente que tiene sus propias cartas únicas con habilidades especiales. En la parte inferior de la carta hay un contador de rondas. Cuando este contador llega a cero, tu carta ataca a la carta del oponente en el lado opuesto de la mesa. Sí, tú no decides necesariamente qué atacar y cuándo, pero renunciar a ese control significa que el juego adquiere una dimensión estratégica adicional, ya que tienes que pensar con varias rondas de antelación y, por tanto, tener siempre una estrategia preparada, porque las cosas cambian en todas y cada una de las rondas. Cada carta tiene un corazón en el lado izquierdo, que es la salud de la carta, y una espada en el lado derecho, que indica su daño. El objetivo general es proteger a tu héroe, que eliges al principio de la partida entre varias opciones. Por lo tanto, tienes que proteger y cuidar constantemente a tu héroe, pero es el que tiene las habilidades más efectivas, así que tienes que equilibrar defensa y ataque con mucho cuidado. Tardé bastante en entenderlo, pero por el camino todo empezó a tener cada vez más sentido para mí. Ahora me encanta, porque requiere que te tomes tu tiempo, te formes una visión de conjunto y planees tu estrategia basándote en la defensa que has construido alrededor de tu héroe. Al principio no sabía que tenía que pensar con tanta antelación, así que cuando pasaban las rondas, a menudo mi héroe era arrollado por las cartas del oponente. Sin embargo, fui mejorando y, cuando sentí que por fin le había cogido el punto a Wildfrost, se convirtió en algo increíblemente satisfactorio.

Tu héroe no está solo en el campo, ya que después de la primera partida obtienes acceso a nuevos mapas, en los que encuentras héroes congelados a medida que avanzas. Estos, al igual que tu héroe principal, tienen un montón de habilidades geniales, y están ahí para protegerle. Así que tienes que colocar a estos otros héroes en el campo, que está dividido por la mitad, de modo que pueda haber tres cartas horizontalmente tanto en la parte superior como en la inferior del campo. Los que se colocan en primer lugar son los que son atacados principalmente, y de ese modo puedes proteger a tus unidades principales colocándolas al final de la línea. De este modo, sólo los héroes principales reciben los golpes. Es genial que tengas que equilibrar constantemente las habilidades de estos héroes, tanto ofensiva como defensivamente. En tu mano tienes siete cartas, que puedes jugar como quieras. Van desde cartas de ataque directo hasta cartas que reducen el número de turnos que tarda tu héroe en atacar. Lo bueno de esto es que puedes robar cartas tantas veces como quieras, y si no estás satisfecho, simplemente robas siete cartas nuevas. El único inconveniente es que tarda una ronda, así que debes tener cuidado al usarlo.

Wildfrost es un roguelike, por lo que el juego es aleatorio cada vez que juegas. Sin embargo, las cartas son las mismas y vienen con las mismas habilidades, pero la forma en que juegas, tus oponentes y los beneficios que obtienes para ayudarte son aleatorios cada vez. La mejor forma de describirlo es que ves un mapa entre partidas que tiene uno de los dos caminos que puedes elegir. Dependiendo de tu elección obtienes mejoras específicas. Hay cofres del tesoro, collares que puedes poner a uno de tus héroes de tu elección, lo que les da una nueva habilidad. Como ya he dicho, también hay héroes congelados que puedes utilizar en la siguiente batalla que encuentres en el mapa. Además, hay una concha de caracol que da oro que puedes emplear en las tiendas, que también tienen de todo, desde mejoras hasta collares. Todo se genera aleatoriamente, al igual que los enemigos que te encuentras, por lo que es un roguelike clásico. Esto significa tanto que es mucho más fácil ver la historia que falta, como que proporciona un valor de rejugabilidad sublime. Cuanto más luchas, más desbloqueas, así que incluso si las cosas no van muy bien, se progresa constantemente, lo que te hace mejorar más y más, y luego simplemente mejoras en la mecánica en general jugando una y otra vez.

Hay muchas horas de entretenimiento en Wildfrost, porque hay una progresión adictiva que te hace dar una vuelta más. Una de cada tres batallas que encuentras en el mapa es una batalla contra un jefe en la que hay que derrotar a un enemigo ultra fuerte. Es todo un reto derrotarlos, ya que pueden recibir muchas palizas antes de caer. Incluso hay algunos que tras ser derrotados resucitan con el doble de salud, pero no hacen tanto daño. Si consigues derrotar a este megajefe, tienes la oportunidad de elegir una de las tres ventajas que se aplican en adelante, como tener más héroes de los tres que debes tener a mano desde el principio, o puedes robar una nueva carta de héroe. Ya te haces una idea, las variaciones son prácticamente infinitas.

Es un sistema de progresión genial, y Wildfrost es difícil de dejar una vez que empiezas. He jugado a Wildfrost en mi mazo de Steam y aquí me parece perfecto. También creo que lo será cuando se juegue en la Nintendo Switch, y también podría imaginar que sería genial en dispositivos móviles, ya que las batallas son rápidas e intensas, por lo que es un juego que puedes jugar fácilmente sobre la marcha, mientras el tiempo simplemente desaparece.

Si tuviera que escribir algo negativo, sería que el juego no es tan bueno a la hora de enseñar al jugador sus mecánicas. Muchas horas después de empezar el juego, seguían ocurriendo cosas que no entendía del todo, lo que resultaba molesto. El juego también es muy minimalista, y ocupa sólo unos cientos de megabytes, por lo que los gráficos y el sonido son bastante primitivos, tampoco hay vídeos o diálogos que expliquen la mecánica del juego, por desgracia. Podría haber sido mejor.

Sin embargo, Wildfrost está bien hecho, es innovador y bastante adictivo, así que si te gusta un juego de cartas que nunca se vuelva monótono, entonces Wildfrost es justo lo que necesitas. Simplemente genial.